dimecres, 22 de juny del 2011

El tierno beso de mi Madre



Esta historia es algo real y bastante ficticia, no es una historia que la haya vivido yo, pero es la historia que le sucedió a una amiga, aproveché que me la contara, para escribirla, por supuesto, el escenario era distinto, pero tuve que adaptarla para poder participar en el concurso anual de relatos cortos (2011), que organiza T.M.B. (Transportes Metropolitanos de Barcelona).


Era un día especial, ese día era mi cumpleaños, me levanté con mucha energía consciente de que me esperaba un día lleno de emociones, seguro tendría muchas llamadas, mis familiares y amigos me felicitarían.
Mientras me arreglaba frente al espejo noté mi mirada triste, la imagen de mi Madre estaba en mi mente....cuánto la echaba de menos, cuánta falta me hacía, que sola me sentía.
Una lágrima fugaz rodó por mi mejilla, miré fijamente al espejo y me pareció ver su rostro sonriente. Me repuse rápidamente, le había prometido no llorar.
Una vez que desayuné y estuve lista, me encaminé a la parada del autobús número 33 en rambla de Prim con Binéfar, cuando llegó el autobús me subí y me senté. Mientras el vehículo avanzaba iba observando a todos los que iban ahí; de pronto miré a un perro que me miraba profundamente, de forma diferente, como con lástima, parecía querer hablarme, lo observé fijamente con ternura, en él veía a mi mascota que estaba muy, muy lejos.........
Quité la vista del perro y miré a través de la ventana el paisaje, subíamos por rambla Guipúzcua, en un momento dado el autobús se detuvo en un semáforo y me pareció verla, sí, era real, era preciosa, iba junto a la ventana pegada casi al cristal, no podía apartar mi vista de élla. Tenía colores preciosos, cálidos, vivos, intensos, revoloteaba sus alas con una precisión increíble.
Ya el autobús rodaba por la calle Mallorca, giré mi cabeza y me di cuenta que el perro seguía observándome, instantáneamente muchos recuerdos vinieron a mi mente, recordé a mi Madre yendo de un lado a otro rodeada de mil mariposas en el jardín de nuestra casa, la extrañaba mucho, en este día aún más. Cuánto añoraba sus caricias, sus consejos, sus besos, me hacía falta su beso de felicitación, nada más levantarme me lo daba amorosamente.
El día que cumplo años es cuando más extraño su beso.
Estábamos llegando a la parada de Sagrada familia, ese era mi destino.
Volví a la realidad y la preciosa mariposa aún estaba a mi lado, me pareció algo extraño. Piqué solicitando la parada y caminé hacia la puerta, el perro seguía mirando y cuando lo tuve cerca ladró despacio, lo acaricié agradeciéndole el gesto, él a su vez lamió con suavidad mi mano.
Cuando bajé, ahí estaba la multicolor mariposa, seguía batiendo sus alas junto a mí, no pude más, me derrumbé y las lágrimas salieron a borbotones, cerré los ojos por un momento y fue entonces cuando sentí que se posó sutilmente en mi mejilla, una sensación extraña recorrió mi cuerpo, una energía diferente me envolvió. Cuando abrí los ojos vi que volaba hacia el cielo, me quedé estática, muda, la observé y vi que se perdía en el infinito, seguía inmovilizada, no entendía, alcé a ver nuevamente hacia arriba aturdida, y fue entonces cuando vi el dulce rostro de mi Madre que sonreía. En ese momento entendí todo, mi Madre como de costumbre, había querido ser la primera en felicitarme, aquel beso cálido y emotivo, era el de siempre, era el único, era el más bonito de todos, era...................el tierno beso de mi Madre.

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